Tomás de Torquemada, fraile Dominico, fue el primer Gran Inquisidor de España y un Defensor de la Fe. Nació en
Valladolid en
1420 y murió en
Ávila el
16 de Septiembre de 1498.
Era el sobrino del célebre teólogo y Cardenal Juan de Torquemada. Entra en el monasterio de los Dominicos en Valladolid y más tarde es nombrado Prior del Monasterio de Santa Cruz en Segovia.
Es nombrado por la infanta Isabel como su confesor y cuando llega en 1474 al trono, él llega a ser el más influyente de todos los consejeros. Aún a pesar del cargo, prefiere continuar su vida de fraile, rehusando los beneficios del cargo.
Ganó una reputación de sangriento experto en varias formas de tortura entre las cuales destacaron cocinar los pies del reo a fuego lento, el uso aterrador de la garrucha y el perfeccionamiento del tormento de la asfixia.
El Papa Sixto IV le otorgó el cargo de Gran Inquisidor por sus logros y devoción a la Iglesia. Quemó en la hoguera por lo menos 2000 infieles y su odio hacia los judíos provocó que los Reyes Católicos expulsasen a los judíos de España.